

La editorial de EL MUNDO ofrece datos concretos, con cifras puras y duras, extraídas de un estudio llevado a cabo por el BBVA, sobre las aportaciones de las diferentes comunidades autónomas al estado español. Madrileños y catalanes son quienes más contribuyen al sostenimiento de regiones más pobres, entre ellas y en segundo lugar Asturias; recuerdo ahora las declaraciones del Sr. Areces refiréndose a nuestra región como "autónoma" para sostener el pago de las pensiones. Nada más lejos de la realidad; nuestro índice de pensionistas es elevadísimo y la capacidad de nuestros recursos para sostener el sistema, absolutamente nula. Vamos a agachar la cabeza y a dar las gracias a madrileños y catalanes, que cotizan para nosotros en el INSS. También vamos -como dice el propio editorial- a terminar con el victimismo de muchos radicalismos nacionalistas, con la fría realidad de los números.
No sé si es cierta la noticia del pago del PSOE al BNG (o la modificación presupuestaria que fuese) para obtener el apoyo de la reprobación realizada a la ministra de fomento. De confirmarse como absolutamente veraz la noticia, debería de producir responsabilidades políticas inmediatas; a diferencia del caso de Madrid, no se trata de unos rateros infiltrados entre el funcionariado y no controlados por sus superiores, sino de un pacto político de nivel, que modifica las intenciones de voto de unos políticos por dinero. Estaba acertado en mi comentario de ayer, cuando señalé que las ideas que defendían algunos profesionales del parlamento, no tenía porqué coincidir con las de su pensamiento íntimo. EL PAIS, por su parte, también recoge la misma información e igualmente la considera de primera plana. No califica, como hizo en otras ocasiones que el lector puede encontrar en entradas anteriores de este blog, el contenido de la información; en realidad uno tampoco esperaba que lo hiciese.
Que el PSOE descarte de su programa propuestas molestas para determinada confesión religiosa, no me parece noticia de portada; menos aún para diarios de tirada nacional, como de los que tratamos habitualmente.
Finalmente, es triste que sigamos a la cola en la formación de nuestros jóvenes. Insistir en la cultura del esfuerzo es algo que no conseguiremos con las propuestas del ministerio actual; no se puede dejar a un alumno con cuatro asignaturas pendientes, entre otros motivos porque retrasaría la formación del resto de compañeros. Repetir curso no es malo; los pertenecientes a nuestra generación hemos repetido, y entre los repetidores podemos encontrar abogados, médicos, empresarios y gente de gran valía, a quienes la educación en la superación de los objetivos ayudó entonces a llegar donde se encuentran ahora. Sigo lamentando la permisividad de políticos y el desencanto de los educadores que conllevan una mala formación de las generaciones venideras y un empobrecimiento cultural global que nuestro país no se puede permitir.