

Espacio plural de libertad de expresión y contraste de opiniones
Como han cerrado el garito -por no poderlo atender- en donde montábamos broncas todas las noches -y algunos días- en donde besábamos a todas las chicas guapas que se dejaban -y a las que no-, que como dice el refrán: no hay ninguna mujer fea, por donde mea y en donde incluso, luchamos contra la ley y a veces hasta ganábamos:
El martillo de crispadores quiere «tensión» |
Zapatero ayer en un mitin en Sevilla: «Es el momento de decir un no rotundo e implacable a la oposición de la crispación». Zapatero hace tres días en una conversación informal con Iñaki Gabilondo, recogida por un micrófono fuera de antena: «Yo creo que lo que nos conviene es que haya tensión... a partir de este fin de semana yo voy a dramatizar». Ambos planteamientos son frontalmente contradictorios, pero permiten entender cuál ha sido y es la verdadera estrategia del PSOE y del Gobierno. El mismo presidente que pide en público un voto de castigo contra «la oposición de la crispación», confiesa en privado que sus expectativas pasan por un incremento de la «tensión» en la vida política, y por «dramatizar un poco». Así se entiende que este domingo Rodríguez Zapatero tachara al Partido Popular de «xenófobo, machista, homófobo y excluyente». La táctica no por cínica ha dejado de ser efectiva para un Gobierno que ha hecho lo posible por polarizar a la sociedad, a fin de movilizar a sus votantes. Además, el Partido Socialista no ha dudado en achacar hipócritamente al PP esa misma crispación que tanto «conviene» a sus intereses. Lo más grave no es ya convertir la confrontación en filosofía política y de Gobierno, sino poner al servicio de esta estrategia cuestiones de Estado como la lucha antiterrorista, las relaciones con la Iglesia, el concepto de nación, el orden autonómico, o las heridas de la Guerra Civil. |
Para seguir viviendo de las rentas
de levantar con humo cada verso.
Para ir al Manzanares y a Las Ventas
y alimentar a fans por el Inserso.
Para opinar, si cuadra, lo que cuadre,
con ese par ajado de narices.
Para negar edípico a tu padre,
igual que el presidente al que bendices.
Para estirar sin límite la jeta
de tu talento seco y sin enjundia.
Para posar de abuelo Cebolleta
y místico de bares y progrundia.
Para ritmar con cínicas licencias
nutriendo los cercanos chorizontes.
Para que en un pasote, por Urgencias,
no tenga que sedarte el doctor Montes.
Para seguir papándote la sopa
de la rapiña impúdica del canon.
Para que no te corten la farlopa,
que es tu esencial conditio sine qua non.
Para ir por esa Cuba a la que encomias,
de jineteras, puros y botellas.
Para lamer esfínteres de momias
en un hotel Meliá de cinco estrellas.
Y, en fin, para prestarte, complaciente,
a titiritear por un mindundi.
Para eso sirve el dedo de tu frente...
Sic transit –¿eh, Sabina?– gloria mundi.
Copyright Fray Josepho.
Editorial |
...Y RAJOY CONTRA LA MAQUINARIA DENIGRATORIA DEL PSOE |
Cuando dijo en el Foro de EL MUNDO que temía mas a las televisiones que al PSOE, Rajoy se expresó mal: debía haber dicho que su problema iba a ser el impacto mediático de las manipulaciones socialistas que intentarían presentarle como a un peligroso radical. Cada propuesta que ha hecho Rajoy en esta precampaña ha sido contestada con un chaparrón de descalificaciones, burlas e improperios, con la intención clara de distorsionar su imagen. El objetivo es claro: pretenden que alguien que pertenece al centro liberal por tradición y convicción pase por un furioso extremista. Así, cuando Rajoy ha anunciado su propuesta de contrato para los inmigrantes le han acusado de «xenófobo»; cuando ha expresado su opinión personal de que no le «gusta» que las parejas homosexuales adopten hijos, para añadir de inmediato que, pese a ello, no cambiará la legislación, le han acusado de «homófobo»; cuando ha defendido el derecho de la jerarquía católica a opinar, recalcando -como volvió a hacer ayer- que el programa del PP «no es el de los obispos», le han tachado de «teócrata estúpido»; y cuando ha presentado un ambicioso plan de reforestación, se lo han tomado a pitorreo. Por cierto, todos esos calificativos -«xenófobo», «homófobo», «machista», «rencoroso», «fundamentalista» y hasta «acosador de mujeres»- se los atribuyó Zapatero al PP de una tacada en su discurso de ayer. Contra ese asfixiante pressing en todo el campo -por expresarlo con un símil deportivo- con el que la izquierda trata de amordazarle, se rebeló ayer Rajoy al asegurar que, a estas alturas, «ya no cuela» entre la gente lo que definió como «la campaña del miedo». La prueba más evidente de que no anda tan desnortado como quieren hacer creer su adversarios es que hasta las encuestas de los medios más afines al Gobierno admiten, por ejemplo, que su contrato para inmigrantes cuenta con el respaldo del 56% de los españoles. ¿Dirá ahora el PSOE que más de la mitad de los ciudadanos son racistas, incluidos buena parte de sus votantes? Rajoy ha demostrado hasta ahora con sus propuestas electorales que lleva la iniciativa; pero hay algo más importante: está sabiendo conectar con la calle. Sirva de ejemplo su discurso de ayer en Badajoz. Recogió el guante que el sábado le lanzaron los artistas pro Zapatero y dijo que él está con otros artistas: «los que tienen que hacer mucho arte para poder llegar a fin de mes» o aquellos otros «que se levantan a las siete de la mañana para dar de comer a sus hijos». ¿Cuántos españoles se reconocen en los unos y cuántos en los otros? |
http://www.youtube.com/watch?v=Ff4uviofB8s
http://www.youtube.com/watch?v=XalbWGb1PcoLOS INSULTOS DE LOS ARTISTAS |
Una nutrida representación de artistas españoles se ha integrado en la denominada Plataforma de Apoyo a Zapatero (PAZ), de la que hay que apuntar, de entrada, que no hace honor a su nombre. El espíritu beligerante y el tono agresivo que destiló ayer en su presentación encajan mal con el acrónimo, al punto que más que de «apoyo» al dirigente socialista parece dirigida a destruir al adversario de éste. En el primer acto público de la plataforma, su portavoz, el director de cine José Luis Cuerda, arremetió contra la «imbecilidad» de los populares y la «teocracia humillante y estúpida» que, según ellos, Rajoy estaría dispuesto a implantar de acuerdo con la jerarquía de la Iglesia española. Cuerda pidió, en referencia al PP, «que no vuelva la turba mentirosa y humillante», un partido del que, dijo, «piensa desde su imbecilidad que todos somos más imbéciles que ellos». Como salta a la vista, argumentos nada pacíficos. Después de tales groseras manifestaciones, ¿cómo pretenden sus impulsores equipararse a los artistas que respaldan en EEUU al candidato demócrata Barack Obama, cuando éstos no insultan a nadie? Por lo mismo, es muy difícil que les creamos cuando aseguran que apoyan la «política basada en el diálogo» de Zapatero, o cuando cantan el himno que han preparado para apoyarle y que titulan con un angelical Defender la alegría. Las plataformas de apoyo a los candidatos son legítimas y hasta convenientes. Funcionan en todos los países con tradición democrática. Pero lo que se espera de ellas es que aporten al debate ingenio, racionalidad y sosiego, y no virulencia barata, como hace esta PAZ indigna de su nombre. Además, esta iniciativa es la gota que colma el vaso de una ofensiva que ha tenido sus primeros actos en la gala de los premios Goya y en la de los Max, y que no es sólo de este año: ya engendró episodios semejantes con ocasión de la Guerra de Irak. De tal forma que, lejos de haberse constituido una plataforma espontánea de apoyo a un candidato, parece que asistimos a la cristalización de un acoso y derribo estructural del mundo de los artistas contra el PP, ya gobierne o esté en la oposición. Lo curioso es que los impulsores de esta iniciativa critican a la Iglesia por crispar los ánimos y han montado su propia parroquia para incurrir en el defecto que denuncian y que ellos sí cometen con la ofensa y el exabrupto. La situación que han generado puede incluso volverse en su contra porque han acabado por alumbrar un estereotipo con nula credibilidad. Más aún por cuanto muchos de sus impulsores son, como ayer dibujó Rajoy, socialistas millonarios que engordan sus arcas con el dinero que sale de los bolsillos de todos los ciudadanos -también de los de aquéllos que tachan de «imbéciles»-, bien mediante subvenciones, bien con un canon injusto como el digital. |