Los dos jóvenes procesados por quemar fotos de los Reyes a escasos metros de un acto que éstos presidían en Gerona el mes pasado fueron condenados ayer en la Audiencia Nacional a pagar una multa de 2.700 euros. Pese a que los acusados argüían en su defensa el derecho a la libertad de expresión, su acción constituye un delito de injurias de libro, contemplado en el artículo 490.3 del Código Penal. Debe quedar claro que nuestra legislación en materia de respeto a los símbolos de la Nación no es excepcional. Otros países de nuestro entorno aplican penas más severas en este ámbito. Durante el juicio, los dos acusados se negaron a expresarse en castellano, posición que trató de hacer valer su abogado alegando que, en la Audiencia Nacional, «muchos ciudadanos vascos» declaran en euskara con intérprete, en alusión a los etarras y a los miembros de la izquierda radical vasca. Es cierto que se hace en ocasiones, pero se trata de una potestad de cada tribunal que no puede transformarse en una exigencia del acusado. La respuesta del juez, Vázquez Honrubia, para justificar su negativa a buscar un traductor, fue que «un ciudadano español de 30 años conoce y entiende perfectamente el español». El razonamiento es impecable y debería servir de norma general en la Audiencia. La Costitución obliga a conocer el castellano. Además, recurrir a traductores entre ciudadanos del mismo país, no sólo es una burla al Estado, sino que avala los argumentos de los secesionistas (El Mundo, 21 de Noviembre de 2.007, sección "Nos cuentan que...").
Esta sentencia debe de ser acatada como cualquier otra; como la condenatoria a los caricaturistas de El Jueves, y como la polémica sobre el 11-M. Precisamente en la independencia del poder judicial, se sustenta una de las bases de nuestro estado de derecho; la utilización política del CGPJ, del TC o del fiscal general contaminan la transparencia que nuestros dirigentes deberían ofrecer en su gestión. Además, existen partidos mayoritarios y de gobierno, que se dan golpes de pecho acusando a la oposición de hacer lo que vienen ellos llevando a cabo desde hace tres años y medio.