Y el gobierno vasco financia a estas familias con dinero público, para que puedan visitar a sus parientes, ingresados en centros penitenciarios por toda la península. Pero no es suficiente. El trato de estos "gudaris" es "inhumano". Luchar por la libertad colocando bombas y protagonizar la batalla de las nucas contra las pistolas es mucho más digno y merece la admiración de sus conciudadanos y la crítica feroz al estado opresor, no exenta de acusaciones de tiranía, tortura o fascismo. Soportar este lenguaje y esta provocación es el resultado de la costumbre sistemática de no actuar con la firmeza necesaria y los medios que nos otorga el propio estado de derecho. No debemos llevarnos por la pasión en estos momentos, pero pese a tener un corazón que nos alienta a tomar decisiones de las que podemos arrepentirnos más tarde, lo que no podemos tolerar es la burla institucional hacia la democracia que tanto costó obtener. Askatasuna hablando de "humanidad" para los reclusos de ETA -sus reclusos- suena tan falso como los obispos si predicasen el aborto libre. Decía ayer la esposa de un guardia civil, que resulta indigno que ella deba ocultarse mientras en la plaza del pueblo se rinde homenaje a un asesino. Eso debe de constituir para algunos vascos, la libertad y la "humanidad".
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