No me gustaría ser tildado de demagogo por criticar la realidad de Euskadi, la triste y palpable realidad. Que dos hijos de víctimas del terrorismo deban denunciar en su comunidad autónoma que se dedique una plaza a los asesinos, es algo más de lo que el decoro puede y debe tolerar. Pero eso no es todo:
Si es que de la orden monacal al tiro en la nuca hay un paso, y nada mejor para cumplir con los santos, que enviar algún que otro cliente al más allá. Pero eso sí, con la democracia propia de los "abertzales": O estás conmigo o estás muerto. Lamentable.
No hay comentarios:
Publicar un comentario