miércoles, 6 de febrero de 2008

David Torres

Acertada opinión -y ponderada- del Sr. Torres:

Garrafón
DAVID TORRES

Cuenta la leyenda que a Fernando VII (ese lechuzón cenizo, sanguinario y borbón) le ponían las carambolas de billar tan a huevo como al Invicto los atunes enganchados al anzuelo o los jabalíes atados de una pata, no vaya a ser que el bicho se escapara y montara la Transición antes de tiempo. Más fácil incluso se lo están poniendo a Rajoy, que ha hecho todo lo posible para perder estas elecciones, pero que aún puede superarse.

Nunca hay que subestimar la legendaria capacidad del líder del PP para abrir la boca cuando tocaba cerrarla y para meter la pata en todos los charcos. Lo ha demostrado en todos los frentes: colocándose la chapita de homófobo, probándose la mitra de obispo o lanzando un mensaje navideño en plan jefe del Estado, como si estuviera concursando en una edición monárquica de Operación Triunfo. El último sainete lo montó al decapitar públicamente a Gallardón para demostrar que su proyecto político no tiene ni pies ni cabeza. Y que si alguna vez la tuvo, ahora anda rodando por ahí.

Con un equipo de perdedores probado a sangre y fuego en las últimas elecciones, para que no quepan dudas, Rajoy se ha lanzado a tumba abierta contra el peor Gobierno de la historia de la democracia haciendo la peor oposición. Tiene una clara ventaja: en el circo feliz de Zapatero no es que crezcan los enanos, es que ya los fichan en la NBA. El hombre se acostó con la paloma de la paz para engendrar a Cristo y se despertó con un buitre que acababa de poner el huevo de la muerte en la T-4. Un accidente, dijo, en clara consonancia con las últimas corrientes científicas que defienden que, básicamente, el universo es un error. Más ejemplos: los soldados muertos de Afganistán, que volvían en ataúdes de pana -Alvite dixit-, y los antiguos amiguetes de ANV, los pacíficos corderos batasunos ramoneando en la cárcel la lechuga del rencor.

Con todo, el gran batacazo del zapaterismo ha venido por el lado del bolsillo, que es por donde suelen desfondarse todos los políticos cuyas buenas intenciones rebasan claramente su cociente mental. Rajoy lo tiene a huevo no porque en el ciclo económico toque racha de vacas flacas, ni siquiera porque la lista del paro ya supere netamente la de la compra, sino porque los responsables del Gobierno han usado el desastre para hacer chirigotas de Cádiz. Fernández de la Vega, que se hace fotos con obreros vestida de Dior, y Solbes, que receta conejo contra la inflación.

El ojo caído de Solbes, guiñando cual chica fácil, es el penúltimo enano del circo electoral, el parche pirata que demuestra que el Ibex, más que hacer aguas, se hunde, y que los 400 euros bananeros sólo son el botín prometido tras el abordaje. A la sonrisa de Coca-Cola de Zapatero, Rajoy debería echar un buen chorreón de ginebra, pero lo que nos espera el 9-M es garrafón.

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