lunes, 3 de marzo de 2008

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Impresiones
Usura en la cesta de la compra

La escalada de los precios de la cesta de la compra se ha visto estimulada por la codicia de los distribuidores, que han aprovechado el encarecimiento del petróleo y de las materias primas agrícolas para ampliar sus márgenes de beneficio. El Gobierno parece incapaz de contener la distorsión especulativa de la cadena comercial y utiliza la coyuntura internacional como coartada de su propia incapacidad a la hora de atajar las desviaciones de precios entre el productor y el consumidor. Según datos del Observatorio de Precios del Ministerio de Agricultura, entre el 17 y el 24 de febrero los alimentos se abarataron hasta un 9% en origen y, sin embargo, la reducción del precio no superó el 0,5% en las estanterías de las tiendas. La evolución del precio de la anchoa y de la patata, que cayó hasta un 19% en origen y se encareció un 19% y un 7% en destino, constituyen los ejemplos más flagrantes de esta perversa distorsión. Junto a los consumidores, los agricultores y ganaderos son los principales perjudicados de la desviación de los precios en el proceso de intermediación. La Comisión Nacional de la Competencia inició en septiembre y octubre del año pasado una investigación de la que nada se sabe aún. Es urgente que el Gobierno se aplique y ataje los desmesurados repuntes de precios en los alimentos, tal como están haciendo las autoridades francesas, fomentando la competencia y castigando los abusos.

Y lo malo, es que es verdad...

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Sr. Pumarino, entiendo que lo preocupen los repuntes de los precios en los productos alimenticios. Pero ha de saber que estos repuntes se dieron de siempre. Y digo de siempre, porque los hemos estado experimentando desde la infancia. Es una cuestión de mercado, difícilmente corregible sin una intervención estatal, de imposible aplicación. Cada época surgen estas voces de acusación a "distribuidores" e "intermediarios". Siempre es igual y siempre es lo ismo. Pero sepa que es funcionaiento normal o anormal de mercado. Quizás pr falta de competencia o por competencial desleal de unos y otros. No voy a negar que podrían crearse cauces para un mínimo control. Pero las bases están ya definidas y determinadas por el propio mercado. Ahora es el turno del consumidor, por una parte, y de las asociaciones de consumidores, por otra. Entre ambos han de elegir y seleccionar. El primero aprendiendo a comprar y consumir, eligiendo producto, momento y lugar. Y las segundas, fiscalizando y enseñando esas pautas al consumidor. Regular el mercado ya es prácticamente imposible y menos si queremos primar al productor, que a su vez ha de saber igualmente asociarse y organizarse, para que sus productos adquieran el valor añadido, que hoy no tienen.

En fin que esto de los precios y mercados son algo que no goza de estabilidad y que está sometida a un dinámico comportamiento de la propia movilidad del producto.

Las bases del libre mercado es quien regula la disparidad de precios. Al gobierno le correspondía crear esas bases, con el establecimiento, pirmero, de mercados centrales, segundo, con organizaciones de productores, tercero, con cauces libres de distribución, y, por último, con centros de ventas libres. A partir de ahí los protagonistas han de ser cada uno de los sectores intervinientes, dejando para último lugar al consumidor, que es en definitiva el que ha de elegir y seleccionar el producto, atendiendo al lugar y el momento.

Y a partir de ahí todo lo que se mejore, bien. Pero no se puede logar mayor ni mejor control. Salvo que ahora se apoye el intervencionismo que niega y rechaza cualquier política de mercado.

Mis saludos al blog.

Alejandro Pumarino dijo...

Sr. Moba:
Supongo que se trata de vd. por la redacción y despedida, estoy -sin que sirrva de precedente- de acuerdo con vd. Pero sin llevar aa cabo una política intervencionista, más propia de un estado con economía centralista, sí es posible controlar las subidas y bajadas de los precios si el interés de los especuladores juega con el mercado. Vd., de Gijón de toda la vida, conoce bien lo que sucede con los precios del pescado fresco antes y después de Navidad: Siempre suben y bajan, los centollos tienen valor diferente según el estado de la mar o la época. Es ese tipo de control el que se debe exigir a la administración para que los mileuristas llenen con menos problemas la cesta de la compra.

Anónimo dijo...

No, Sr. Pumarino, en absoluto es ese el funcinamiento ni el modo de corregir los "repunters" del tiempo ni de la temporada. Y en eso ya tienen mucho camino trazado las asociaciones de consumidores, que no se cansan de sugerir al ciudadano que para las compras de oportunidad -como las Naviddes- han de adelantarlas en el tiempo y han de selleccionar o elegir productos alternativos. Ahora bien, si alguien tiene el capricho de comerse angulas o almejas o besugo, ha de saber que ha de pagar un precio acorde con el mercado del momento. La economía doméstica o la administración de una economía doméstica debe igualmente acomodarse a los medios y al momento.

Pero siempre ha habido consejos -buenos consejos- que el consumidor ha de seguir como pauta de conducta para la compra o para hacer la cesta de la compra. De4sde el gobierno, éste y los anteriores, se lanzan campañas al respecto, y las ascociaciones de consumidores inciden también en lo mismo. Ahora hace falta que llegue al ciudadano en general y que éste se acomode a esas pautas que le marcan desde unos y otros organismos y asociaciones, respecto al consumo y modos de consumir.

Nunca, ningún gobierno, puede incidri de forma directa en el comportamiento de los mercados. Y menos en lo que es absolutamente imprevisible, en razón a climatologías, cosechas o producción.

Mis saludos al blog. MOBA

Anónimo dijo...

Coincido en esencia con Moba, si cabe, insistir un poco más en el fundamental papel de las asociaciones de consumidores. Y para ello el Estado debe facilitar a través de líneas de subvención, y a través de legitimidad procesal para reclamar la presencia de estas asociaciones en todo lo que nos afecta como consumidores. Incluso los abogados y los Jueces deberían conocer más esta legislación específica para aplicarla y permitir un mayor peso de todo lo que tiene que ver con la protección al consumidor. Pero también hay que apelar a la responsabilidad del ciudadano que debe dejar de ser "humanoide", en terminología MOba para pasar a ser PERSONA, y es cualidad de las personas discernir entre lo importante y lo superfluo (y superfluo es comer centollos en Navidad).